Síguenos en Twitter

miércoles, 14 de enero de 2015

El filo y la pared.



No terminaba de entender que era lo que estaba pasando a mi alrededor, tenia tendencia a culparme de todo, ese era el camino mas fácil hacia mi corta comprensión.

Los días cada vez se hacían mas largos, y yo solo tenía ganas de huir.
Mi madre tenía mi custodia, y compartía la patria potestad con mi padre, al cual solo podía ver un fin de semana cada quince días, tal y como había estipulado el juez..pero yo me preguntaba, ¿Y si al margen de esas fechas quiero pasar con él algún dia extraordinario?, creo recordar que ni me atreví a consultarlo, mi madre se ponía bastante agresiva cada vez que se acercaban esas fechas, así que tratando de evitar más conflictos, decidí callar.

 
 Recuerdo que cuando llegaba cada viernes alterno, mi cara cambiaba de completo, estaba muy feliz, deseaba que mi padre viniese a recogerme. 
Pero ante ella debía aparentar lo que no era. Cuando yo terminaba de prepararme la maleta, llegaba ella y me lo sacaba todo tirándolo al suelo. Con lágrimas en los ojos por los constantes actos de humillación, recogia silenciosa mis enseres, y volvia a ordenarlo todo dentro de la maleta.

Cuando por fin llegaba la hora, salía corriendo por la puerta, y me pasaba el fin de semana rezando por que no terminara nunca. El domingo por la tarde, mi padre debía devolverme a aquel infierno, pero yo esperaba a que se cumpliera el último minuto para subir. Así es como mi padre comprendió que algo raro pasaba. Mi madre utilizaba este régimen de visitas para que yo espiara a mi padre, sonsacándole la máxima información posible para después contárselo todo a ella, y para que le entregase a ella la paga de 1.000 ptas que me daba mi padre. 
Así, en cuanto tenía oportunidad, me mandaba al supermercado a comprarle una botela de Whisky, aún no termino de entender por que me la vendían. Yo sabía que estaba comprando el motivo por el cual estaba sufriendo tanto. Hablé mucho con mi madre, le expliqué muchas veces lo que me hacía sentir, lo que estaba sufriendo con esa situación, le comenté, que estaba cansada de ver como se desmayaba por la calle, de perder colegio por llevarla al hospital, de tener que cuidar de ella en vez de cuidar ella de mi, de estar sola en las reuniones del colegio para padres por que ella siempre tenia cosas mas importantes que hacer, estaba harta de que su responsabilidad se la cargara a mi pobre abuelo, de tener que salir corriendo de casa muchas noches a altas horas y en pijama hacia casa de mis abuelos por que la situación se hacia insostenible. Harta de no poder ser una niña...
Y ahi fué cuando escuche la mentira que más esperanzas me ha producido en mi vida: Voy a dejar de beber.

Yo sabía que era mentira, era pequeña, pero comprendía perfectamente lo que conllevaba aquella enfermedad, iba a tener que apoyarla mucho, y que tener mucha paciencia, asi que para llevar un mayor control, decidi marcar una línea muy fina y apenas perceptible en la etiqueta de la botella de whisky, de esa forma, cada vez que bebiese, el nivel bajaría por debajo de la linea que yo había marcado.

Eso me sirvió bastante para no hacerme falsas ilusiones y saber muy bien con quien estaba tratando.
Pero la situación no cambiaba. 

Llegó el momento en el que se echó novio, un hombre pakistaní, casado, por cierto, que solamente tenia contacto con ella cuando , digamos, el lo "necesitaba". 
Yo no me puse en su contra, la verdad, pero lo que si que me molestaba era el detalle, el gran detalle, que cada vez que el viniera , le pusiera de comer emperador, y a mi, una simple sopa de ajo. Y así día tras día. Esa era mi alimentación, eso, y pan con tomate frito. Os estoy hablando de una niña de entre siete y ocho años, en crecimiento y pleno desarrollo. Le expliqué mis incomodidades, a lo que ella se excusaba diciendo que -para las veces que venia, le tenia que servir lo mejor. 

Yo la verdad es que no veía ni agradecimiento por parte de ese hombre, ni ningún buen gesto que demostrase algo de amor hacía mi madre, así que comencé a ignorar el tema, lo respetaba, pero no le veía ningún futuro.
Dada su relación con él, mi madre empezó a reunirse mucho con hombres de su pais o alrrededores, osea, hombres musulmanes.

 No me habría importado, si no fuese porque empezó a cojer la costumbre de llevarme a casa de ellos, una casa en la que vivían unos diez hombres, para mientras, ella irse a la discoteca con alguno, o simplemente mantener relaciones sexuales en la misma casa, mientras yo estaba rodeada de todos en el salón. Me sentía bastante incómoda, solo rezaba por que no me tocaran, y si no me miraban, mejor aún.

Esto duró algunos años, que ya os iré relatando conforme esto avance, aún queda mucho que contar, y tampoco es fácil de explicar, aunque desgraciadamente, si que es fácil de recordar...




Subscribe to Our Blog Updates!




Share this article!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Return to top of page
Powered By Blogger | Design by Genesis Awesome | Blogger Template by Lord HTML