Llevo tiempo reflexionando sobre mi pasado, y como éste puede estar
afectando en mi en mi vida adulta.
Está claro que ciertas cosas como el maltrato, el abuso, el acoso, los
chantajes o las humillaciones, pueden calar en lo más profundo de un niño.
Y
aunque cuando somos pequeños no terminamos de entender muchas de estas cosas,
es en la edad adulta cuando más podemos apreciar las consecuencias.
Creo que es importante que cada uno sea capaz de autoevaluarse y de esa
forma saber que pudo fallar y que está provocando en nosotros, ya sea en
nuestra personalidad o en nuestra forma de percibir las cosas.
Hoy me he centrado en el tema de las humillaciones. Yo personalmente, he
sufrido humillaciones diarias durante años. Así que he decidido informarme
sobre sus consecuencias.
Hay formas de humillación que a veces confundimos con la disciplina.
Por ejemplo, dar un cachete en el trasero a un niño delante de otras
personas es una manera de humillarlo. Si cuando un niño está haciendo algo mal,
y le decimos algo como “eres un inútil”, también es humillarlo. Criticarle y
compararle con otros niños, como sus hermanos o amigos, también puede hacer que
el menor se sienta subestimado, lo cual va destruyendo su autoestima y la
imagen que tiene de sí mismo. Además, estos comportamientos pueden hacer pensar
al niño que no se le valora.
La humillación es un daño emocional, y lo más importante para los niños es
sentirse valorados por sus padres.
Hay ciertos padres que consideran que la humillación puede fortalecer la
personalidad de sus hijos. Sin embargo, diversos estudios han concluido que es
uno de los desencadenantes más comunes de suicidios entre los adolescentes.
Los niños, independientemente de si son inquietos o traviesos, necesitan
sentirse queridos y respetados por sus padres, sobre todo. Si se usan refuerzos
negativos para disciplinar a un hijo, puede traer a la larga resultados poco
satisfactorios.
Recuerda que el resentimiento suele ser un efecto colateral de la
humillación.
Diferentes tipos
Existen formas solapadas o algo confusas de humillar a otras personas, o
sea, de herir su dignidad y autoestima.
Tal vez sin darte cuenta, puedes incurrir en conductas humillantes con tus
hijos, con otros seres queridos e incluso con amistades o colegas de trabajo.
He aquí algunas de ellas:
Denigración: En ocasiones, menospreciamos o nos burlamos de
las opiniones de los demás y damos a entender que somos nosotros los que
pensamos de forma correcta.
Esto puede ser especialmente perjudicial para un niño o un adolescente, ya
que están en etapas de descubrimiento, experimentación, planteamientos
personales, cuestionamientos y también muchas inseguridades.
Tu hijo puede estar equivocado en ciertos conceptos pero no obtendrás
resultados satisfactorios si no le escuchas con atención y luego le haces
razonar, sin peleas e imposiciones. La postura altanera de "yo soy quien
sabe" no te llevará lejos con él.
Para llegar a un entendimiento tal vez es necesario que te examines y
procures evitar características de tu personalidad, como la soberbia o el deseo
de prevalecer, que pueden interferir en un diálogo democrático con tus chicos,
sobre todo si son adolescentes.
Exclusión: Mientras los hijos son pequeños es lógico que les
ahorremos preocupaciones y les dejemos ser niños, pero cuando ya entran en la
adolescencia no es una buena costumbre marginarlos o excluirlos de las
decisiones que se toman en el hogar, ya que a ellos también les afectan.
Por ejemplo, si hay que reducir gastos o cambiar de vivienda, es importante
conversar con ellos al respecto para que no sientan que sus opiniones y
sentimientos no cuentan, lo cual puede ser humillante. Lo mismo puede ocurrir
en el trabajo cuando pregonamos que todos constituimos un equipo y luego, a la
hora de tomar decisiones, varios integrantes de dicho equipo quedan fuera sin
ser informados.
Calumnia : Acusar a alguien falsamente puede ser humillante,
insultante e irritante. No es infrecuente, por ejemplo, que a un padre se le
pierda algo, como un bolígrafo predilecto u otro objeto personal y después de
buscar sin éxito se acerque a sus hijos, sin pruebas concretas, y les diga:
"Sean sinceros y no pasará nada. ¿Dónde está el bolígrafo?" La
calumnia, además, puede provocar riñas familiares.
Para evitar humillar a otros, y estoy seguro de que no te gusta que te lo
hagan a ti, lo más conveniente es tratar de controlar los impulsos y pensar en
las consecuencias de tus palabras y acciones.
Las consecuencias psicológicas de la vergüenza y la
humillación son un efecto directo de baja autoestima y de la conciencia que se
tenga sobre la dignidad, de la autoeficiencia y asimismo puede orientar a la
depresión, ansiedad y estrés muy elevado.
Fuente: La humillación y sus efectos negativos - Houston Chronicle
Hola!! nos encanta tu blog!! Somos una enfermera y un trabajador social/tecnico socio-sanitario. La verdad es que nos cuesta encontrar blog de este tipo y cada vez que encontramos uno ufff nos da una alegria jajajaja. Pues nada te seguimos y te dejamos nuestro blog por si te quieres pasar. Un beso :)
ResponderEliminarhttp://lavidadejadeserseriacuandoalguienrie.blogspot.com.es/
Muchas gracias! me alegro mucho de que os haya gustado! un besazo
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ResponderEliminarHola! Recién he pasado una humillación durante una comida, festejaba discretamente mi cumpleaños. Cuando estaba llegando nuestro primer plato, mi acompañante contesto una llamada, era una persona que me ha calumniado y humillado a lo largo de muchos años. El diálogo se prolongó... Me sentí terriblemente incómoda, no sabía si levantarme de la mesa o seguir... Me quede en la mesa como si nada y trate de olvidar el momento. Ya durante la noche, me sentía muy ansiosa y tres días posteriores tampoco pude dormir. Yo tengo un transtorno tiroideo y estoy consciente de que las emociones no controladas pueden provocarme un descontrol hormonal. Lo que más me enfurece es tener lidiar con personas como la acabo de señalar, que no respete mi condición. Gracias por la nota, me resulta muy útil para comprender las consecuencias de la humillación. Saludos.
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