Como os comenté en mi última entrada, hoy voy a hablaros de
mi abuelo.
Creo que es importante que conozcáis ciertos detalles para
poder entender mejor mi vida y mi historia.
Mi abuelo, Francisco Valiente, nació en un pueblecito de
Cuenca en el año 1924. Hijo de familia humilde y el mayor de ocho hermanos.
Tengo entendido que siempre fue muy trabajador. Fue en uno de sus trabajos, en
Barcelona, donde vió la foto de una mujer que le conquistó el corazón a simple
vista. Era la sobrina de la señora de la casa, la que después sería mi abuela.
Por lo que siempre me han contado, mi abuelo se enamoró
perdidamente de ella. Ella era de un pueblo de Valencia, pero solía ir a
visitar a su tia. Así que mi abuelo pronto se hizo con su dirección, y
comenzaron a cartearse. Que bonito me resulta hoy en día contaros esto, los cortejos
de antaño, algo que lamentablemente, ya se ha perdido.
Estuvieron un año escribiéndose cartas, hasta que pudo conocerla
en persona. Mi abuela era muy convencional, de hecho, en los años que
estuvieron de novios, jamás besó a mi abuelo en la boca…se despedían con un
cariñoso beso en la mejilla.
Me parece algo mágico, creo que hoy en dia, pocos hombres
aguantarían años de noviazgo con una mujer sin conseguir algo más. Realmente se
amaban, y se amaron hasa el fin de sus días. Jamás olvidaré que a la muerte de
mi abuelo, mi abuela, ya con alzheimer, dijo: “Se me ha ido mi media vida”…a
los pocos meses falleció ella…pudiéndose reunir por fin con su gran amor.
Al poco de casarse, tuvieron una hija, la llamaron Carmen,
como mi abuela.
La pequeña tenía una enfermedad, y requería dos dosis de
vacunas semanales. La mala suerte hizo que en un momento dado, la farmacia no
contase con una de esas segundas dosis, y con tan sólo 10 meses, falleció…
Tiempo después nació mi madre, herniando así a mi abuela por
los 5kg que pesó al nacer. 3 años después nació mi tio, llamado como mi abuelo.
Decidieron tener dos hijos, porque mi abuela siempre decía,
tras la muerte de su primera hija, que tener sólo un hijo lo convertía en el
hijo del “Ay!!” (refiriéndose a que si le pasaba algo, siendo de nuevo hijo
único, no podría superarlo).
Tengo entendido que mi madre se comportaba bien, mi tio por
el contrario era un poco revoltoso, quería dedicarse a la música, de hecho,
acabó publicando un disco junto con su grupo, él era el compositor y el
bajista.
Sin embargo, mi madre soñaba con ser matrona, anhelaba
estudiar medicina, pero mis abuelos eran personas humildes, y sólo podían
permitirse pagarle los estudios a uno de sus hijos, y por aquel entonces, lo
normal era que estudiase el varón. Así que mi madre nunca llego a estudiar.
Lo gracioso es que mi tio tampoco, ambos empezaron a
trabajar en una fábrica cerca de casa.
Cuando mi hermana nació, prácticamente la crió mi abuela. Y
se podría decir que nadie quería que yo naciera 11 años después, pero siempre
me han dicho, que cuando mi abuelo me vió por primera vez, le robé el corazón.
El me cuidó, me educó en cierta medida, era una de esas
personas que saben transmitirte todo su amor, alguien que no dejaba lugar a
dudas. Alguien en quien podías confiar, con quien podía contar, alguien que
siempre estaría ahí, para mi.
Yo lo amaba más que a mi vida, de pequeña solía pensar que
era inmortal, porque no podía soportar la idea de que algún día dejaría de
estar a mi lado, eso era imposible..¿Te imaginas? ¿Cómo iba a vivir yo sin él?
Nada tendría sentido.
Con 5 años, tan solo 5 años, me hice una promesa: Estaría
con mi abuelo hasta el final, pasase lo que pasase, yo estaría con él hasta el
último segundo.
Recuerdo pasar las tardes con el, viendo películas de
vaqueros, a mi no me gustaban, pero me apoyaba sobre su pecho y nada más
importaba.
Cuando mis padres se separaron, él se hizo cargo de mi y de
todo. Con los años comprendí, que en parte, si pasaba tanto tiempo conmigo era
para protegerme, al fin y al cabo, él sabía como era mi madre, y su problema
con el alcohol, y lo que menos quería era que yo sufriese o viese ciertas
cosas. De hecho, el me animaba a irme a vivir con mi padre, así que haceros una
idea.
Mis abuelos vivían al lado mia, así que muchas noches me refugiaba
en su casa, llegó un momento en el que mi abuelo no preguntaba, simplemente me
abría la puerta, y me preparaba mi cama, fuese a la hora que fuese,
normalmente, ya de madrugada.
Yo tendría unos 7 años, y así continuó el asunto hasta que
cumplí once.
Con once años, yo ya tenía cierto carácter, y avisé a mi
madre que como volviese a levantarme la mano, me iría. Y así fue, un día
intentó pegarme (para variar) en la calle, le frené la mano, y me fui corriendo
a casa de mis abuelos. Cuando le conté a mi abuelo lo que pasaba, el mismo
descolgó el teléfono y me marco el número de mi padre.
Desde entonces, mi padre tuvo mi custodia, y mi patria
potestad, dejando así a mi madre sin opción al régimen de visitas.
Mi padre en aquel entonces no vivía en la capital, tras
divorciarse de mi madre tuvo que alquilarse un piso en un pueblo. Así que lo
que más miedo me daba de vivir con él, era dejar de ver a mi abuelo. Pero no,
todas las mañanas, a las ocho, ahí estaba él, en la puerta del colegio
esperándome, para darme un simple beso…Así era mi abuelo.
Cuando por fín el piso le fue devuelto a mi padre, volví a
verle a diario. Mi madre vivía con mi abuelo, mantenida, por aquel entonces, no
era capaz de aguantar un euro en su bolsillo más de un día. De hecho, la
pensión que me pasaba mi padre años atrás, se la “bebía” ella.
Él, aprendió a leer y a escribir en la mili, así que no era
muy agil con las letras ni con los números. Así que cada vez que debía tramitar
algo, lo hacía mi madre por él. Él sólo tenía que firmar. Madre de dios, no sé
cómo se podía fiar.
Cuando yo tenía 13 años, me avisaron de que mi abuelo estaba
en el hospital, le había dado un derrame cerebral al enterarse de que mi madre,
mi querida madre, le había hipotecado el piso, y el había firmado ese documento
sin percatarse.
Tantos años trabajando, pagando su casa, para que tu hija te
haga eso…
Después de aquello no volvió a ser el mismo. Necesitaba
pañal, a penas podía caminar, ya no se valía por si mismo. Yo pasaba todo el
tiempo posible con él, le daba de comer, le duchaba y le cambiaba.
Cuando mi padre se enteró, dado el cariño que le tenía, le dio
a mi madre 21.000 euros para que sadlara la deuda. No sabemos que hizo con ese
dinero, pero jamás la saldó.
Consideró que mi abuelo era una carga, y decidió ingresarlo
en una residencia. A las 3 semanas de estar allí, lo ingresaron con una neumonía
doble. Al segundo día de estar ingresado, no reconocía a nadie, pero a mi sí,
recuerdo acercarme a su cama, me miró, y sin poder gesticular palabra me agarró
la mano con fuerza. Al día siguiente entró en coma.
Los médicos nos alertaron de que le quedaban unas horas de
vida.
Yo había echo una promesa con cinco años y no pensaba
romperla, así que llamé a mi padre, le expliqué lo que pasaba, y me dijo que no
me recomendaba que estuviese presente, porque esa imagen no se me borraría
jamás. No me importó. Y a las 00:10 del 19 de enero de 2004, se fué.
Yo…no os lo puedo explicar, quedé en estado de shock, me
quedé ahí, depié, mirando su pecho, hasta que su corazón dejó de latir.
Han pasado doce años, y lo sigo sufriendo como el primer
día. Es algo que no puedo superar, se me fue mi vida, mis ganas de vivir, mi
luz, mi todo…
Ese mismo día, en el tanatorio, mi madre no supo ni guardar
un respeto en un día así, y bebió hasta desmayarse por las esquinas. Tiró la
tapa del ataúd al suelo, y en el entierro, golpeó su lápida llamándole “cabrón”
por haberla abandonado.
Fijaros lo que le quería, que hace unos meses se negó a
pagar la renovación del nicho, y a mi abuelo lo han llevado a una fosa común.
Yo , lamentablemente no dispongo de recursos para evitarlo. Esa es otra cosa
que le tengo que agradecer a mi madre, no solo provocó su muerte
indirectamente, sino que a día de hoy sigue jurando en vano por el, y
utilizando su recuerdo para hacerme daño.
Esa es mi madre.
Y este, era mi abuelo. Un hombre que media metro y medio,
pero que es la persona más grande que he conocido nunca, y que conoceré.
Soy Mariola. La historia de tus abuelos es tan romántica que me ha emocionado. El resto me ha entristecido porque apenas has tenido infancia. Pero lo más hermoso de todo es la frase que le dedicas a tu abuelo al final de la página. Megabesazos,amiga.
ResponderEliminarGracias Mariola!!! Muakk
ResponderEliminarGracias Mariola!!! Muakk
ResponderEliminarImpactante...
ResponderEliminarNo sé qué decir.
Abrazos.
Siri, tu historia se parece un tanto a la mia, yo perdí a mi abuela materna -a la que sigo amando y extrañando- a razon de una discusión que tuvo con el único hermano de mi madre. Sufrio una embolia.
ResponderEliminarYo viví los primeros siete años de mi vida en casa de mi abuela -mis padres estaban divorciados- y fueron maravillosos. Después mis padres se reconciliaron y nos fuimos a vivir a otra ciudad.
Mi abuela falleció cuando yo tenía nueve, su muerte me provoco un dolor que jamás se ha borrado.
Mi padre también es alcohólico...
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