Daños morales

En mi última entrada acababa relatando la situación por al que estaba pasando, rodeada de gente y situaciones que para nada convenían a una niña de esa edad.

He de decir que todo continúo igual por un tiempo, mas bien de mal en peor..

Pues su falta de responsabilidad conmigo cada vez de hacía más grande. Yo empecé a tener problemas de ansiedad por esas fechas que aún hoy en día sigo arrastrando. Era una situación bastante compleja: 

-Problemas en un colegio donde sufría de acoso, insultos, humillaciones de todo tipo...incluyendo la falta de interés de los profesores al respecto...sola, muy sola y dolida...;  

-Una madre que no se preocupaba de mi, que me hacia daño cada minuto que pasaba a su lado, que me mal alimentaba, me maltrataba, me humillaba públicamente, me utilizaba, y me despreciaba....puede que tanto como yo a ella, y no podía parar de preguntarme el porqué. 

-Un padre que luchaba por mi cada día, y con el que yo deseaba estar, pero que por tantos chantajes, o tal vez falta de valor por mi edad, no podía vivir.

- Una hermana que adoraba y admiraba, pero que me ignoraba....

No había nada bueno en mi vida, solo tenía a mi abuelo. Mi abuelo fué una de esas personas que dejan huella por donde pasan, alguien a quien no puedes olvidar pase el tiempo que pase. Supongo que muchos de vosotros sabéis a que me refiero, que os faltará alguien tan especial, que ni tan siquiera podéis llegar a describir la magia que derrochaba. Pues así era el. Lo único que me hacía seguir en pie. Nada más.

Tal vez en mi próxima entrada os cuente su historia...nuestra historia...y la de como se esfumó.

Mi madre decidió calmar mi enfado regalándome algo que siempre habia querido, una gatita.

Recuerdo perfectamente como pasó todo. Estaba yo en el comedor con mi madre, ella hablaba por teléfono con mi hermana, hablaban de unos pantalones, mi hermana tenia la duda de si debía comprarlos blancos o negros. No se porqué, supe enseguida a qué se estaban refiriendo. Mi madre acabó diciéndole que cogiese los dos.

Al día siguiente, al llegar a casa vi algo maravilloso: dos preciosas gatitas, una blanca de ojos verdes, y su hermana, negra de ojos amarillos. Eran cruce de persa y cartujano. Aunque lo deduje en su momento, no podía creer lo que veía, siempre había soñado con un gato, ya que adoro los animales, y los felinos aún más, pero a mi padre no le hacía gracia meter gatos en casa porque se cuidaba mucho los muebles. Y dado que al tener mi custodia, mi madre se quedó en el piso, siempre dudé de si realmente lo había hecho por mi de una forma desinteresada, o si por el contrario lo hizo para molestar a mi padre.

La cosa es que yo me enamoré.

Enseguida me preguntó mi hermana que cual me gustaba más, ya que no había querido separarlas, y de esa forma, cada una tendríamos a una gatita.

Me dijo : - A mi me gusta la blanca.

Y yo pensé: -Perfecto, yo quiero la negra...siempre me han encantado los gatos negros.

La llamé Sira.

Recuerdo que dormía conmigo, me era leal, y cuando lloraba venía hacia mi y se acurrucaba, ella sabía como me sentía.

Pero mi Sira duró poco...al año de tenerla, la perdí de vista, acabé encontrándola detrás de un armario escondida. Resultó ser que tenía los riñones destrozados....Y si, destrozados por una paliza. Aún no se toda la verdad de lo que sucedió, pero sobran las palabras.

Tuve que sacrificarla, y solicité que se durmiera en mis brazos. Así fué. Solo pude quedarme de ella un poco de pelo que le cortaron y me metieron en un sobre. Yo tenía 8 años, pero lo recuerdo como si fuese ayer.

Con el tiempo, mi madre decidió adoptar a tres gatos que regalaban. Dos persas (hermanos), y una gatita común. Me resultó bastante extraño que a esta última la llamara como a la mujer de su novio, "Amara". No entendía como podía ser que llamase a una mascota igual que una mujer a quien detestaba.

No lo entendía, porque no había nada que entender, y pasó lo que más miedo me daba.

De repente un día, oí un maullido que me transmitió cierto miedo. Fuí corriendo hacia la habitación donde estaba mi madre con la ventana abierta. Yo sabia lo que había hecho, pero no quise aceptarlo, así que le pregunté que había pasado, y porque Amara había gritado así.

Me respondió que Amara estaba en el borde de la ventana, y al entrar ella en la habitación, se asustó y calló al vacío.

No se como expresar mi cara en ese momento, era una mezcla entre rabia y odio por lo que sabia que había hecho, e impotencia al ver como me mentía en la cara sin ningún tipo de remordimiento.

Esto son detalles que os cuento para haceros entender todo el dolor que sentía dentro..espinas que se clavan y no salen, humillaciones varias, decepciones...y mucha rabia acumulada.

Más tarde le compró un bar a mi hermana, según ella, para darle un oficio. Mi hermana lo rechazó, ya que ella se dedicaba al baile de forma profesional. Así que obviamente mi madre aprovechó la excusa para quedarse con el, y digamos que...lo sacaba adelante a base de "beberse" el género.

Una ruina, y una vergüenza ajena terrible.

Continuaré mi próxima entrada hablando de mi abuelo, ya que fué alguien muy importante para mi, y quiero compartirlo con vosotros. Después de eso, seguiré relatando la continuación de esa "apertura" de bar.

Gracias por leerme...si os resulta interesante la historia dejarme algún comentario. Hasta la Próxima!!